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lunes, abril 28, 2025
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Cuando el deporte se convierte en inclusión y amistad


Con motivo del Jubileo de los Adolescentes, la historia de un vínculo cultivado en las canchas de una variante del baloncesto abierta a todos. Una relación capaz de ir más allá de las discapacidades motrices y de la desconfianza, porque «gana quien sabe seguir siendo un niño de corazón. No es fragilidad, es esperanza»

Edoardo Giribaldi – Ciudad del Vaticano

«Algunas personas esperan que ocurran cosas buenas. Otras, hacen que ocurran». Con estas palabras, Michael Jordan – una leyenda del baloncesto – trazó una fina línea entre desear y actuar. Una frontera que Edoardo Levanja, de 12 años, originario de Monterotondo Scalo, en la ciudad metropolitana de Roma, cruzó con el corazón en la mano, haciendo realidad una esperanza tan concreta como espontánea.

Un mérito por el que, el pasado 5 de abril, el presidente italiano Sergio Mattarella le concedió el título de honor de Alfiere della repubblicareconociéndolo entre los 29 jóvenes italianos que se han distinguido por su compromiso y sus virtudes cívicas. Junto a él, en esta historia de esperanza, está Gaia Nur, su compañera de escuela y de equipo, que vive con una discapacidad motriz.

La ternura como clave de un vínculo

Su amistad no tiene origen en un proyecto, un gran gesto o una misión educativa. Se originó, como suele ocurrir con las cosas más auténticas, por casualidad. «En la guardería, solía ver a Gaia de pie, sola. Y me resultaba muy tierna. Me acerqué a ella, y ahí empezó todo», cuenta Edoardo a los medios vaticanos, con la dulzura de la infancia que ve y siente lo que los adultos suelen ignorar.

«Baskin», baloncesto inclusivo

Aunque la escuela los separó en secciones distintas, Edoardo y Gaia encontraron un nuevo campo donde seguir caminando codo con codo: el baskin, una modalidad de baloncesto inclusivo, en el que juegan juntos discapacitados y personas sin discapacidad, cada uno con un papel calibrado a sus posibilidades, no a sus limitaciones.

«El baskin es el abrazo entre deporte y humanidad». Lo cuentan Edoardo y Michela Oriella, madre de Gaia y presidenta de Asd Baskin Sabina, una asociación que da forma a la inclusión, transformándola en un juego, un equipo, una vida compartida.

La ilusión de los límites y los temores

«¿Qué me gusta de Gaia? Que siempre está sonriendo», confiesa el recién nombrado Alfiere della repubblica. En esa sonrisa se esconde una complicidad hecha de gestos sencillos que incitan a ir más allá de esos límites que, como decía Michael Jordan, «al igual que los miedos, a menudo no son más que ilusiones». Déjala probar un trozo de chocolate, enséñale a pelotear, entrénala con paciencia. «Soy un poco su entrenador personal», confiesa de nuevo «Edo».

Edoardo y Gaia Juntos

Edoardo y Gaia Juntos

Edoardo y Gaia Juntos

«Ayudo a las personas»

Sin embargo, no todo el mundo lo entiende. Algunos intentaron herirlo: «Si juegas con discapacitados, entonces tú también eres discapacitado». La respuesta de Edoardo no deja lugar a réplica: «Ayudo a las personas».

Comprenderse sin necesidad de palabras

La amistad con Gaia fue también un regalo para sus padres, Michela y Tevfik, originarios de Turquía. «Nuestra hija no habla. Sin embargo, hay quien la entiende incluso así. Con Edoardo, pero también con otros compañeros sensibles, la comprensión nació enseguida».

«Comprenderse sin palabras es una forma rara de amor. «Se trata de querer entrar en el mundo de alguien que, por sus características, corre el riesgo de ser olvidado. Cuando se hacen fotos de grupo, a veces se olvidan. Pero hay niños como Edoardo, que no sólo se dan cuenta, sino que van a buscarla. La acogen».

La compañía, antídoto contra el miedo

Gaia habla a través de sonrisas, abrazos y risas. Comparte todo lo que puede, sin reservas. Pero el futuro a veces asusta. «Las niñas y los niños como ella corren el riesgo de quedarse solos al crecer. De niños, es más fácil acercarse. Luego, con la adolescencia, si no hay un alma sensible a tu lado, corres el riesgo de aislarte». Michela invita a las familias a buscar alianzas, a abrirse, a confiar fragilidades, porque hay redes, personas, posibilidades. Hay historias como la de su hija.

La revolución de la gentileza

Y todavía hay muchas cosas que Edoardo y Gaia esperan que puedan suceder. Su esperanza se compone de pequeños y grandes gestos. La del obispo de la República es clara: «Que podamos seguir así». La de la presidenta de Asd Baskin Sabina, igualmente: «Que historias como las suyas puedan inspirar. Porque la verdadera fuerza reside en la normalidad de la bondad. Gana quien sabe seguir siendo niño de corazón, quien va contracorriente con bondad. No es fragilidad. Es esperanza. Y se la deseo a todos».



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