En algunas ocasiones vuelvo la mirada hacia países con un futuro tan negro, que no parecen ni existir. Entre estos, a finales de este 2024 se encuentra Haití, aunque podría citar Libia o Líbano, Yemen, Chad, y otros. Sin embargo es curioso cómo siendo uno de los países más ricos del mundo en el siglo XVIII, cuando generaba el 40% del comercio exterior de Francia y duplicaba el producto de todas las colonias inglesas juntas, se ha convertido en apenas algo más de 200 años (XXI) en el país más pobre de Latinoamérica y uno de los países más pobres del mundo, donde la vida de sus habitantes no vale absolutamente nada.
Recuerdo mi primera visita a dicho país en los albores del siglo pasado, en busca de rutilantes historias relacionadas con el vudú y la magia negra. Sin embargo me encontré un país, ya asolado por la miseria y los huracanes, con una exigua renta per cápita, sin recursos industriales o agrícolas y con la sensación, por parte de sus gentes, de que se les había robado el presente y el futuro.
De Haití es fácil olvidarse. A nadie interesa un país amortizado, y cuyos habitantes carecen de cualquier servicio mínimo.
¿Por qué he vuelto la mirada este año hacia allí?
Quizá porque una mañana, mientras desayunaba en uno de esos países europeos que con frecuencia visito, me encontré con una noticia donde se afirmaba que alrededor de 3.650 personas habían sido asesinadas en Haití en lo que iba de año, dichas muertes habían provocado un éxodo masivo de habitantes y una hambruna en todo el país. Mis fuentes me confesaban que la cifra de fallecidos seguramente sería el doble, y que sólo el buenismo de la ONU, estaría maquillando los datos.
Es más, el pasado noviembre, en tan sólo una semana, entorno al 11, habrían sido asesinados en Puerto Príncipe, la capital, más de 150 personas, obligando a un desplazamiento masivo de más de 20.000 personas.
Volker Türk, actual Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, afirmaba a raíz de lo expuesto anteriormente que lo peor estaba por venir, porque prácticamente los algo más de cuatro millones de personas que habitan en la capital, están retenidas por las bandas y mafias quienes controlan los accesos y salidas de la capital. Sobre estos datos, un informe de la ONU afirma algunos datos escalofriantes: …el 55% de las muertes ocurrieron durante enfrentamientos entre pandilleros y policías. Más preocupante aún es el aumento de linchamientos colectivos. Recientemente, las autoridades informaron que 28 pandilleros fueron abatidos en una operación conjunta entre fuerzas de seguridad y grupos civiles de autodefensa, repitiendo episodios del año anterior cuando residentes de Puerto Príncipe llegaron a linchar a personas acusadas de pertenecer a bandas criminales. (1)
Haití vive sumergida en una guerra civil permanente, sobre todo porque no recibe ayuda eficaz que erradique de una vez por todas, el control de las mafias y de las bandas, acabando así con la corruptela permanente de los dirigentes que conforme ocupan el poder intentan enriquecerse para luego abandonar o ser derrocados.
Dos párrafos del resumen de un informe incluido en la página de noticias de las Naciones Unidas nos advierte, sin profundizar en ello, de otras atrocidades cometidas en el conflicto que sume a este país desde hace décadas: …El informe, que abarca el periodo hasta junio, detalla patrones graves de violaciones y abusos de los derechos humanos en la capital, Puerto Príncipe, y en el departamento de Artibonite, así como en la parte sur del departamento Oeste, que hasta hace poco no había sido afectada por la violencia.
El número de víctimas de violencia sexual, incluida la violación, también aumentó en la primera mitad del año. “Las pandillas han seguido utilizando la violencia sexual para castigar, difundir el miedo y subyugar a las poblaciones”, apunta el documento.
Durante los meses que contempla el informe, al menos 860 personas murieron y 393 resultaron heridas durante operaciones policiales y patrullas en Puerto Príncipe, incluidos al menos 36 niños, en lo que podría constituir un uso innecesario y desproporcionado de la fuerza.
Por su parte, las pandillas han reclutado a un gran número de niños en sus filas.
De acuerdo con el estudio, la violencia de las bandas, que originalmente se circunscribía a la capital, se ha extendido al norte del país, impulsada por la huida de los residentes de las zonas del sur, donde las actividades delictivas de las pandillas se habían generalizado.
Ese éxodo limitó las oportunidades que tenían las bandas de generar ingresos ilícitos mediante secuestros, extorsiones y robos. (2)
NIÑOS SOLDADO, VIOLACIONES EN MASA Y EN GRUPO COMO HERRAMIENTA DE SUBYUGACIÓN Y MIEDO, Y UN USO DE LA FUERZA QUE NO RESPETA NINGÚN TIPO DE TRATADO INTERNACIONAL, son moneda de cambio diaria en la vida de este pueblo, sin que nadie, repito, NADIE, haga nada por cambiar un ápice lo que ocurre.
Informe tras informe, los infames funcionarios de las Naciones Unidas crean dosieres con datos sobre dicho país, recordando que en este 2024, las cosas no van mejor que en el pasado 2023, donde tampoco fueron mejor que en años anteriores. Comentan la necesidad permanente de crear comisiones que analicen el deterioro progresivo que sufre la población civil y se dictamina que serían necesarias acciones que nadie realiza.
Un país donde, como ocurrió antaño, en otros conflictos, acabará con la población civil hambrienta devorando hasta a sus propios muertos. ¿A alguien le interesa?
Los medios de comunicación generalista, los que pueden hacer presión, aquellos que son amamantados con el dinero del contribuyente por estados “democráticos” ven en estos lugares, como Haití, una molestia. Si acaso tuvieran petróleo, estrellas de futbol de cierto renombre, bombas atómicas, fueran ricos en cereales, hoteles de lujo, inversiones extranjeras en riesgo, quizá a algún sesudo senador americano, o europeo le remordiera la conciencia, pero ¿qué ganan Estados Unidos o Europa, ayudando a estos seres que sólo saben ser una molestia? Rusia, sin duda no lo va a hacer, bastante tiene con la cercana Cuba, los otros países latinoamericanos bastante tienen con la que tienen encima, a los chinos esta historia ni les va ni les viene, entonces a quién le interesa la muerte ya de cerca de 6.000 personas asesinadas más otras tantas fallecidas por falta de recursos, sin hablar de la salud mental de sus habitantes, ni de la agenda 20/30 que parece preocupar a tantos en otros mundos.
En definitiva Haití siempre parece querer darnos un día malo. Un país Latinoamericano, que repito, parece no importar a nadie.