En un acto que muestra una falta de respeto por los derechos humanos, el gobierno turco encabezado por el presidente Recep Tayyip Erdogan ha rebajado un nuevo nivel al arrestar a 15 adolescentes de entre 13 y 17 años. Esta acción ha generado la condena de los defensores de los derechos humanos y de los observadores globales que ven esto como parte de una supresión más amplia de las libertades civiles en Turquía.
Se dice que las jóvenes fueron detenidas para obligarlas a declarar contra sus hermanos y padres, acusados de tener vínculos con Hizmet, un movimiento social que la administración de Erdoğan ha calificado de grupo terrorista. Este comportamiento ha suscitado críticas y se considera una campaña dirigida contra opositores y personas consideradas disidentes de las autoridades.
Los críticos afirman que el gobierno de Erdogan está socavando los derechos de su pueblo al utilizar tácticas de intimidación para intimidar a las familias relacionadas con los partidarios del movimiento Hizmet. Enes Kanter, exjugador de la NBA y destacado defensor de derechos humanos – recientemente llamó la atención sobre este patrón preocupante y compartió cómo el arresto de su padre en un intento por sofocar sus críticas lo afectó personalmente. Esto muestra las medidas extremas tomadas por el régimen para sofocar la disidencia.
El 7 de mayo hubo un incidente en el que la policía detuvo a algunas niñas en Estambul basándose en órdenes del fiscal de recopilar información que resultó ser una falsa pretensión y un trato injusto hacia los menores, ya que eran tratados como delincuentes sin acceso a representación legal y enfrentados. coerción psicológica que va en contra de las normas jurídicas internacionales y turcas. Las directrices de las Naciones Unidas subrayan la importancia de tratar a los niños testigos y víctimas con compasión; sin embargo, este aspecto del tratamiento fue abiertamente ignorado en este caso.
El Ministerio de Justicia en Pavo tiene un historial de acusar a menores de delitos de terrorismo según datos recientes. Según los registros oficiales, casi 20.000 niños se han enfrentado a juicios de este tipo en los últimos años. Varios derechos humanos grupos como Amnistía Internacional han destacado repetidamente la preocupación de que Turquía haga un mal uso de la legislación antiterrorista para reprimir a organizaciones civiles y disidentes; Estas acciones han sido señaladas por las Naciones Unidas como posibles crímenes de lesa humanidad.
El acoso continuo es más que una violación de las libertades personales; también debilita los cimientos de las familias y comunidades al aislar a personas inocentes del tejido dominante de la sociedad. Las acusaciones contra estas mujeres surgen en su mayoría de esfuerzos cotidianos como apoyar a su comunidad y participar en iniciativas educativas que las autoridades calificaron injustamente como actos de terrorismo.
La comunidad mundial debería presionar al gobierno para obtener respuestas que impidan que estos graves abusos contra los derechos humanos se conviertan en algo común. Es crucial contar con una investigación que supervise estas detenciones. Quienes defienden los derechos advierten que no exigir responsabilidades por tales acciones sólo permitirá a la administración Erdogan seguir restringiendo aún más las libertades de sus ciudadanos.
El movimiento Hizmet se inspira en las enseñanzas de Fethullah Gulen. Se centra en la educación y el fomento del diálogo entre diferentes religiones y al mismo tiempo promueve los esfuerzos humanitarios. Imbuido de un ethos, el gobierno turco lo ha acusado de ser el autor intelectual del fallido golpe de 2016. Una acusación que carece de pruebas concretas y es ampliamente debatida. En respuesta a esta agitación, la administración de Erdogan inició una operación de represión dirigida a aquellos sospechosos de tener afiliaciones con Hizmet. Esta represión incluyó el cierre de instituciones educativas, medios de comunicación y otros establecimientos, además de la detención de decenas de miles de personas.
La comunidad mundial ha expresado enérgicamente su desaprobación del historial de Turquía en cuestiones de derechos humanos. Recientemente, revisiones de Human Rights Watch y Amnistía Internacional han destacado casos de mala conducta, como detenciones injustas y la limitación de la libertad de expresión. Además, informes de la Unión Europea y los Estados Unidos. Ambos han hecho sonar las alarmas sobre la aplicación por parte de Turquía de medidas antiterroristas para silenciar las voces de la oposición.
El sistema legal turco se ha enfrentado al escrutinio por su aparente falta de autonomía, ya que numerosos jueces y fiscales han sido sustituidos por personas alineadas con la agenda del gobierno. Esta situación ha resultado en un sistema que frecuentemente prioriza la agenda del partido gobernante sobre la administración de justicia y la defensa de los principios legales. El encarcelamiento de menores y la extracción de testimonios forzados representan violaciones de las normas jurídicas tanto turcas como globales.
La comunidad global necesita escuchar el llamado de Enes Kanter a la unidad y a tomar medidas contra estas prácticas. Es a través de esfuerzos internacionales unidos que podemos abordar este grave problema y salvaguardar los derechos de las personas en Turquía, especialmente los jóvenes afectados por esta agitación política. Es crucial que el mundo vigile los acontecimientos y garantice que el gobierno turco siga siendo responsable de sus actos.