chip en el cerebro – Un problema fundamental – no sabemos dónde y cómo se almacenan los pensamientos en el cerebro
Los chips en el cerebro ayudarán a las personas ciegas a «ver» y a las personas paralizadas a sentir de nuevo. La tecnología también puede hacer posible la telepatía entre personas, escribe Deutsche Welle. ¿Qué son las interfaces cerebro-computadora?
“El futuro será extraño”: las palabras proféticas de Elon Musk fueron pronunciadas por él en 2020, mientras explicaba la posible aplicación de implantes cerebrales desarrollados por su compañía de neurotecnología Neuralink.
Durante los últimos 7 años, ha estado trabajando en un chip de computadora que se implanta en el cerebro humano. Desde allí, monitorea la actividad de miles de neuronas. El chip, que se cree que es una «interfaz cerebro-computadora» (BCI), consiste en una pequeña sonda que contiene más de 3000 electrodos unidos a hilos flexibles, cada uno más delgado que un cabello humano.
La idea de Musk es conectar el cerebro a las computadoras para que la información y los recuerdos puedan recuperarse de las profundidades de la conciencia. Además de usar esta tecnología para tratar condiciones como la ceguera y la parálisis, el empresario tiene la ambición de usar Neuralink para lograr la telepatía entre las personas. Según el magnate de la tecnología, esto ayudará a la humanidad a prevalecer en la guerra con la inteligencia artificial. También anunció que quería que la tecnología le diera a la gente «supervisión».
¿Ciencia ficción o realidad?
¿Son factibles al menos algunas de estas audaces intenciones? La respuesta corta es no.
No podemos leer la mente de la gente. La cantidad de información que podemos decodificar del cerebro es muy limitada, dice Giacomo Valle, neuroingeniero de la Universidad de Chicago en Estados Unidos.
Juan Álvaro Gallego, investigador de la interfaz cerebro-computadora del Imperial College London, Reino Unido, está de acuerdo. “El problema fundamental es que en realidad no sabemos dónde y cómo se almacenan los pensamientos en el cerebro. No podemos leer los pensamientos si no entendemos la neurología detrás de ellos”, explica a DW.
Musk introdujo la tecnología por primera vez en 2019 usando un cerdo con un chip Neuralink implantado en su cerebro y un video de un mono controlando mentalmente un videojuego de ping pong.
Pero el potencial de la interfaz cerebro-computadora va mucho más allá de los animales que juegan juegos de computadora. Gallego dice que la tecnología se desarrolló por primera vez para ayudar a las personas paralizadas con lesiones en la médula espinal o que padecían afecciones como el síndrome de enclaustramiento. Con él, el paciente está plenamente consciente, pero no puede mover ninguna parte de su cuerpo excepto los ojos. Si pudiéramos convertir la comunicación interna de estos pacientes en un lenguaje informático, cambiarían muchas cosas, apunta Gallego.
De hecho, la interfaz cerebro-computadora no registra los pensamientos en sí, sino que envía señales al cuerpo para que haga un determinado movimiento, por ejemplo con un dedo, una mano o un pie, o que abra la boca para emitir un sonido. Los científicos también demostraron que pueden leer la intención de la corteza motora de deletrear una letra dada, dice Gallego.
Los paralíticos podrán volver a sentir
Otro avance se mostró públicamente en 2016, cuando el entonces presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, estrechó la mano robótica de Nathan Copeland. El hombre paralizado tras un accidente automovilístico sintió el apretón de manos de Obama como si los dos se hubieran tocado piel con piel.
En lugar de usar electrodos para grabar desde el cerebro e interpretar los movimientos planificados, el cerebro se estimula con corrientes débiles para inducir la sensación, explica Gallego. Se implantó una interfaz cerebro-computadora en el cerebro de Copeland para mejorar el funcionamiento de una parte dañada de su sistema nervioso. El dispositivo, fabricado por un competidor de Neuralink, se insertó en su corteza sensorial y se conectó a sensores en los extremos de su brazo robótico.
“Estas tecnologías han existido por un tiempo. “La estimulación cerebral profunda se ha utilizado para ayudar a cientos de miles de personas con la enfermedad de Parkinson desde la década de 1990”, agregó Gallego.
¿Cirugía cerebral para todos?
Hasta ahora, las interfaces cerebro-computadora solo se usan en casos especiales y excepcionales, y la tecnología de Neuralink solo se ha probado en animales. Todas las aplicaciones clínicas aún están en etapa de desarrollo y no han entrado en la práctica clínica, explica el neuroingeniero Giacomo Valle.
El año pasado, Neuralink intentó obtener la aprobación de los reguladores federales para probar la tecnología en humanos, pero las autoridades rechazaron la solicitud debido a graves problemas de seguridad. El dispositivo de la empresa consta de 96 sondas diminutas y flexibles que se colocan por separado en el cerebro.
Las dudas sobre la seguridad no son del todo infundadas, ya que incluso si el procedimiento invasivo tiene éxito, los riesgos de infección o rechazo inmunológico del dispositivo permanecen mucho tiempo después de la implantación. Se espera que la compañía de Musk renueve su solicitud a finales de este año.
El nacimiento de la neuroética
Valle también señala que la interfaz cerebro-computadora plantea “varias cuestiones éticas”. Esta tecnología también marca el comienzo de un campo completamente nuevo: la neuroética. Es aquí donde las discusiones comienzan a parecerse a la ciencia ficción. Pero al final, el papel de la ciencia ficción es precisamente ese: preparar al mundo para lo que pueda aparecer en el futuro.
Publicado originalmente en The European Times