By Gabriel Carrión, escritor.
A mi mas de 650.000 multas en tan poco tiempo me parecen muchas multas. Todos los días suelo ver unos minutos a las personas que me dan el parte de «guerra» hasta que alguno de ellos, dice esa tontería justa que me obliga a dejar de verlos. No se si son conscientes de que la ciudadanía en general ya está cansada de las tonterías que sólo escuchan ya los mismos.
Hace unos días venía del campo, donde está el estudio, cargado con papeles y una bolsa de comida que nos habíamos dejado en el frigorífico, al llegar a una rotonda la Guardia Civil me paró, les enseñe un viejo carnet de periodista de cuando trabajaba en Madrid, que me es útil, al no llevar fecha, llevaba un libro mio e iba en coche de empresa. Aún así observaron lo que llevaba, me hicieron preguntas, como si fuera sospechoso de ser un delincuente. DNI, carnet y por si fuera poco, con una actitud hosca como si me estuvieran perdonando la vida.
A una amiga, que iba al dentista el otro día, la pararon dos guardias urbanos, propietarios actuales de la calle, y le preguntaron con malos modos. ¿dónde va? Su respuesta: ¡al dentista!, aquí tienes el papel. Los urbanos la miraron y le comentaron que si no podía ir a un dentista que estuviera más cerca de su casa. No se puede ser más gillipolla, le dije a esta amiga cuando me lo contó.
Sin hablar del pobre desgraciado de la agencia FEDEX que se tropezó mientras iba a hacer una entrega de material sanitario con unos patrulleros de la Policía que pararon porque había aparcado en doble fila, para multarle, menos mal que una persona desde un balcón grabó la historia, sino seguramente hasta le hubieran procesado por resistencia. Estoy convencido de que el 70% de los policías, sea cual sea el cuerpo al que pertenezcan, está intentando tener una mínima empatía con aquellos que en un momento dado se saltan el confinamiento y procuran recomendarles que se vuelvan a sus casas sin necesidad de multar, pero para poner tantas multas se necesita un 30% de hombres de Harrelson duros, al que les han dado las calles para que las controlen y, como si de un régimen fascista se tratase van a saco.
Claro que existen personas que en un momento dado se saltan el confinamiento, es normal. Y claro que se les debe recomendar que vuelvan a casa, e incluso sancionar, si en un momento dado se es reincidente. Lo entiendo, pero + de 650.000 multas son muchas, demasiadas y lo único que demuestra es el afán recaudatorio de quienes, en un momento dado se creen con mayores derechos que el resto de los ciudadanos. Lo dicho una forma de fascismo que nos vende lo buenos que son deteniendo al delincuente, pero el que sale a desfogarse un poco, aunque sea a la puerta de su casa vestido de folclórica, tratarlo de delincuente me parece excesivo. No todos tenemos la gran suerte de tener una casa con jardín donde los niños puedan salir a jugar, como tiene el vicepresidente Iglesias. ¡¡¡¡Un poco de empatía por favor!!!! Ah¡¡ y recurrir cualquier sanción. Hacerlo.
Vaya mi admiración y respeto a todas las fuerzas del orden público, salvo a quienes, y ellos lo saben, se creen con derecho a avasallar al ciudadano. Aprender a distinguir y ser un poco empáticos no estaría mal, aunque cursillos para eso parece que no se dan. Y ¡¡ojito!! con que llegue el día en que nos enteremos que existe alguna circular de los mandos para denunciar a saco por que se necesita dinero, Ese día alguien debería irse a …. Ponga cada uno el lugar.
