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sábado, noviembre 16, 2024
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«Se me ha llenado la memoria»

by Gabriel Carrión, escritor.
Hace unos días, en una conversación por redes sociales, una de las personas comentó «se me ha llenado la memoria». Una frase intrascendente que hoy en día es usual. Todos entendemos que nos estamos refiriendo a la memoria de nuestra nube, a la de nuestro móvil o a la de nuestro ordenador. Sin embargo me hizo reflexionar sobre la importancia de «tener la memoria llena».

La memoria un lujo que no nos podemos permitir perder – Gabriel Carrión

«Voy a tener que borrar de la memoria algunos archivos». Antes un recuerdo nos duraba toda la vida, años y años, incluso nuestros padres y abuelos, a lo largo de su vida, nos contaban la misma historia con matices diferentes y nos encantaba escucharla sin estrés. Ahora hemos sustituido la memoria, nuestra memoria, por la otra, por la virtual. Esta dinámica nos hace darle poco valor a lo que almacenamos, cientos de conversaciones, que antes llegaban por carta, cientos de fotos que se pueden quedar perdidas en la memoria de móviles antiguos, almacenes de residuos olvidados que nadie despertará jamás.

El archivo de la memoria es tan valioso como lo sea nuestra capacidad para trabajar y compartir sus historias. A veces llenamos recipientes exteriores con historias que borramos, olvidando nuestro verdadero archivo de la memoria

Al final me invadió la tristeza pensando que existen en nuestro cerebro enfermedades que borran la memoria de personas que la tienen llena de historias. Sucesos, sueños y personas que serán olvidados por el tiempo. Nosotros aquí, cada día borrando datos, historias y memoria, sin darnos cuenta de cuanto darían muchas personas por seguir conservando el nombre de ese rostro que cada día las peina, las baña o les da de comer. La vida no es un juego, pero la memoria tampoco. Esta bien llenarnos de datos, pero realmente es tan importante consumirlos de manera tan intensa.

En estos días donde parece que sin redes sociales e internet no sabríamos vivir, deberíamos dosificar la ingesta masiva de otros, de sus historias banales y quedarnos, quizá con alguna pequeña cuestión, una palabra, incluso un vídeo, así quizá no tendremos que estar tan a menudo vaciando nuestra memoria de datos. No es saludable tener la memoria llena tan a menudo, ello nos ocupa demasiado tiempo, nos emboba y nos aleja de una maravillosa realidad, la nuestra y la de quienes nos rodean.

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