Esta misma mañana, hablaba con un profesor de la Universidad de Oregón sobre la Codependencia y, mientras yo tenía una idea bastante compleja de dicho tema, él la resumía en la “dependencia de otro”, sobre todo circunscribiéndola a una relación de pareja.
Sin embargo, el codependiente es en si mismo un adicto que trata de refugiarse en otros o de ayudar a otros. Sin darse cuenta de que mientras no erradique esa adicción a personas, no podrá elaborar una estrategia personal que la saque de un círculo vicioso cada vez más complejo.
En 1996, me encontraba trabajando como jefe de un gabinete de prensa en una clínica de adicciones situada en la isla de Palma de Mallorca. Allí, y mientras desempeñaba mi trabajo, estuve haciendo una serie de pequeños documentales relacionados con las diferentes adicciones que se trataban: alcohol, drogas, sexo, etc. Y entre todas ellas me llamó la atención la que se definía como Codependencia o Adicción a personas.
Aunque circunscrita al ámbito de las relaciones de pareja, pronto me di cuenta de que dicha adicción a los otros era extrapolable a todos los demás campos.
En uno de los pequeños documentales entrevisté a una enfermera que había sufrido diferentes enganches a lo largo de su vida, pasando de un padre maltratador, a establecer relaciones de maltrato permanente con otras parejas ya en edad adulta. Establecimos, que no solo había mantenido dicha relación negativa, tóxica, sino que la necesitaba. Había sucumbido, incluso a las propias adicciones de los otros.
En general, si su pareja fumaba, acababa fumando, si bebía acababa bebiendo, y si consumía, acababa consumiendo cualquier tipo de sustancia. Incluso no es extraño ver parejas obesas que cuando se analiza su pasado se observa que una de ellas, antes de conocerse y comenzar a convivir era delgada.
Sin adentrarme en la retórica psicológica sobre el yo y sus problemas, o en las incontrolables ideas psicoanalíticas sobre la relación con los padres, etc., que no son mi campo, si comentar que en aquella época extrapolé aquella codependencia a otros campos, concretamente al de las mal llamadas, por aquel entonces sectas destructivas.
Cuando uno entra en el fascinante mundo de la Codependencia, se da cuenta de la soledad interior que acucia a las personas que la padecen, y fruto de esa desolación tienden a sentirse fascinado por todo aquello que pueda darles un significado en la vida. Por aquel entonces (años 90), donde no existían redes sociales y el acceso a la información era complejo y difícil, la gente abrazaba todo tipo de creencias, ya fueran estas religiosas, naturistas, políticas, etc.; en muchos casos dicho abrazo se realizaba de manera consciente, pero en otras ocasiones era simplemente la necesidad de dar o recibir afecto la que motivaba aquellos actos.
Los Codependientes, en un momento dado entraban o salían de, según que grupos u organizaciones, por un afán de ayudar o de ser ayudados, anulando permanentemente quienes eran de verdad. Dicho acto, solía llevarlos de manera permanente al fracaso, convirtiendo su vida en una lucha permanente, no ya por avanzar, por conocerse, sino por subsistir.
A través de los años, he ido observando como el terminó Codependiente es extrapolable a otros aspectos de la vida, hasta convertirse en un término que disfraza otro tipo de trastornos, tales como la obsesión por controlar, en vez de ayudar.
Puede la Codependencia extrapolarse a un fenómeno social como el poder, por ejemplo. El afán por querer ayudar a otros de manera compulsiva podría incluso hacer perder el foco a muchos políticos sobre cuales son las necesidades reales de su pueblo, y sin embargo realizar acciones que lo perjudiquen, pensando que lo está haciendo bien.
Me viene a la mente la Guerra de Ucrania y sus principales actores, independientemente de que dicho tema requiere un exhaustivo análisis, no deja de ser curioso que tanto Volodímir Zelenski como Vladímir Putin parezcan depender en uno del otro, para seguir alimentando su estrategia de contienda. ¿Podríamos estar hablando de Codependencia en este caso? Cerca de 80.000 muertos por parte de las fuerzas y el pueblo Ucraniano y más de 200.000 muertos por parte del contingente ruso, hacen más que necesaria la intermediación externa para que esa extraña simbiosis se rompa. Repito, entendiendo que, como afirma el Presidente francés Emmanuel Macron, Rusia ya rompió otros acuerdos de paz en al pasado, por esa codependencia que tiene con el poder y con quienes le adulan, creo que sería la necesaria la irrupción de fuerzas externas alejadas del conflicto con el propósito de establecer un marco de conversaciones que rompa dicha dinámica. En este caso, bienvenido sea Míster Trump.
Hoy en día la Codependencia se estudia también como un defecto de carácter, que suscita determinados comportamientos. Ello, es interesante, sobre todo porque pone el foco en nosotros, en nuestras necesidades, en nuestras pulsiones, en nuestras virtudes o en nuestros defectos, en nuestros miedos y en la necesidad de avanzar dentro del laberinto de nuestra propia percepción.
Por lo general, lo que nos ocurre, lo que manifestamos, siempre suele darse por una continua y profunda lucha entre nuestro pasado y nuestro presente. Somos lo que comemos, no sólo físicamente, sino también y mucho más emocional e intelectualmente.