Sínodo: Un consejo de una denominación cristiana, generalmente convocado para decidir un tema de doctrina, administración o aplicación..
Durante el año pasado se llevó a cabo un Sínodo católico mundial sobre la sinodalidad con el tema “Para una Iglesia sinodal: comunión, participación, misión”. Comenzó con una invitación para los católicos de todas partes, a nivel parroquial y diocesano, para expresar sus preocupaciones e ideas, en persona a través de sus líderes religiosos e iglesias, o en línea.
Esa fase del sínodo ahora está completa, y la siguiente fase, la fase continental, en la que las asambleas continentales discutirán los temas planteados por los católicos, comenzó en febrero. Entre los temas se encuentran la ordenación de mujeres, la doctrina de la iglesia sobre la sexualidad y la erradicación del abuso sexual por parte del clero.
Pero ciertos obispos alemanes se han embarcado por su cuenta, con la desaprobación del cuerpo principal del liderazgo católico, incluido el Papa. Estos obispos, desde 2019, se han ramificado en su propio “Camino sinodal” como solución y respuesta a La crisis de los abusos sexuales en Alemania y ya han aprobado cambios a las enseñanzas de la Iglesia Católica sobre la homosexualidad, el fin de los requisitos del celibato para los sacerdotes y la ordenación de mujeres como sacerdotes y diáconos.
En una reprimenda al Sínodo disidentelos funcionarios del Vaticano que encabezan el Sínodo sobre la Sinodalidad redactaron y enviaron una carta a los obispos de todo el mundo instándolos a apegarse al programa y escuchar a su propio rebaño en cuanto a los asuntos de interés y preocupación, en lugar de asumir que ya saben, y hacer su propias determinaciones.
“Hay, en efecto, algunos que presumen saber ya cuáles serán las conclusiones de la Asamblea sinodal. A otros les gustaría imponer una agenda en el Sínodo, con la intención de dirigir la discusión y determinar su resultado”, decía la carta publicada en siete idiomas.
Firmada por el cardenal Mario Grech, secretario general de la Secretaría General del Sínodo, y el cardenal Jean-Claude Hollerich de Luxemburgo, relator general del Sínodo, y aunque dirigida a la comunidad internacional de obispos católicos, el texto de la carta —“otros quisiera imponer una agenda”– está dirigida específicamente a los obispos alemanes que están siguiendo su propio “camino sinodal”.
La carta continuó diciendo que «aquellos que pretenden imponer cualquier tema en el Sínodo olvidan la lógica que gobierna el proceso del sínodo».
“Estamos llamados a trazar un ‘curso común’, comenzando con la contribución de todos”, dijeron los cardenales en la carta. Y que el documento resultante que llegará al final del Sínodo proporcionará un «vislumbre vital del rostro de una iglesia que está aprendiendo a escuchar al Espíritu escuchándose unos a otros».
El Papa en una entrevista reciente dijo que lo que están haciendo los obispos alemanes con su sínodo disidente no tiene en cuenta todas las voces, fue dirigido por “la élite” y “no ayuda”.
Añadió: “Aquí el peligro es que se filtre algo muy, muy ideológico. Cuando la ideología se involucra en los procesos de la iglesia, el Espíritu Santo se va a casa, porque la ideología vence al Espíritu Santo”.
Uno de los autores de la carta, el cardenal Mario Grech, recordó a los obispos que su papel representa “un ministerio fundamental para la iglesia”.
“No hay Sínodo sin obispo porque los obispos han sido encomendados no por la iglesia, sino por el Señor para guiar, para pastorear su rebaño”, agregó el cardenal Grech. “Y así los obispos, en comunión entre ellos —así en colegialidad— y en comunión con Pedro, son los que realmente pueden garantizar que el discernimiento realizado por el Pueblo de Dios sea correcto».
