GABRIEL JOSÉ CARRIÓN PÉREZ, estudiante de Filología Hispánica Universidad de Murcia.
Filipinas se compone de siete mil ochenta y tres islas de las cuales las más extensas e importantes son Luzón y Mindano. Habiendo partido Fernando de Magallanes, con cinco navíos, de Sanlúcar de Barrameda el 20 de septiembre de 1519, bautizó con su nombre el estrecho al sur del continente americano, arribando en el año 1521 a la isla de Limasagua, donde ondeó por primera vez la bandera española en el archipiélago filipino.
Filipinas de esta manera supone un puente entre la cultura occidental y oriental, un puente moral y religioso debido a su situación geográfica. Un pueblo para los españoles en Oriente donde de esta manera podrían echar raíces la cultura cristiana y europea.
A propósito de Magallanes, asegura Ángel Rodríguez Bachiller, experto en la figura de José Rizal, que los filipinos no deberían ver en éste a un dominador interesado y codicioso: “¿Por qué odiar hoy España a los fenicios, griegos, cartagineses, romanos, godos y musulmanes si ellos han influido en nuestro desarrollo cultural y han ido formando las cualidades distintivas de nuestro carácter nacional?” (Rodríguez Bachiller, 1996: 40) Esta es una concepción de la conquista que en ciertos momentos de su obra compartirá el propio Rizal, componiendo versos dirigidos a la flota de Magallanes o como podemos ver en el personaje de Ibarra en Noli me Tangere: “Amo a España, la patria de mis mayores, porque a pesar de todo, Filipinas le debe y le deberá su felicidad y su porvenir”. A lo largo de su vida Rizal blandirá un discurso pacificador y reformista, no adquiriendo hasta el final de sus días un tono evidente de independencia.
A la primera expedición de Magallanes siguieron otras siete en número
dando como resulto el absoluto control de la corona española de este territorio
y de sus gentes. En algunos momentos llegó a denominarse a Filipinas como Nueva Castilla, con capital en Manila,
la cual fue unificando bajo su gobierno el resto de islas a lo largo del siglo
XVI. De esta manera a partir del siglo XVII encontramos ya en Filipinas un
auténtico Estado con recursos propios ya administración.
Al igual que en el resto de colonias españolas, durante los siglos posteriores se fueron sucediendo diversas sublevaciones y movimientos subversivos en contra del conquistador, llegando estos a un punto álgido a finales del siglo XIX.
Los fallidos levantamientos de 1872 y 1896 desembocarán en el deterioro de las relaciones entre españoles y filipinos. Pero en 1897 los insurrectos filipinos se aliarán con los estadounidenses, ya que estos estaban en guerra declarada contra España. Estados Unidos terminó destruyendo la flota española en 1898 y firmando un armisticio el 12 de agosto del mismo año. De esta manera las Islas Filipinas, según el tratado de París pasaron a la soberanía de Estados Unidos, que entregaron a España veinte millones de dólares. De esta manera Filipinas acabó adquiriendo el estatus de República con su completa y legítima soberanía e independencia.
José Rizal es el símbolo cruento de la libertad y del amor a la patria filipina. Por la senda de la tragedia llegó a la inmortalidad, como asegura Rodríguez Bachiller en su obra. Nació el 19 de Junio de 1861 en la provincia de Laguna, en un pueblo llamado Calamba. Sus padres, granjeros acomodados, tuvieron diez hijos, siendo Rizal el séptimo de ellos. En 1878 termina sus estudios de Bachillerato e ingresa en la Universidad de Santo Tomás, cursando Medicina, Filosofía y Letras. Posteriormente continuaría sus estudios en España, en la Universidad de Barcelona, a donde llegaría en 1882.
Es importante resaltar el papel de la Universidad de Santo Tomás en el
desarrollo de las ideas Ilustradas en Filipinas, dado que numerosas
personalidades tanto españolas como filipinas han cursado sus estudios en dicha
institución. Filipinas pudo gozar de cierto estatus de foco de luz cultural
debido a la Universidad de Santo Tomás, llamando de esta manera la atención de la
Iglesia. Esta inició a las juventudes en las disciplinas que constituyen la
base de la cultura europea actual.
Ya en 1885 con el título en Medicina decide partir a París a aprender Oftalmología con el Dr. Wecker. Dichos estudios le terminarían llevando a Alemania, donde publicó su obra más trascendente, una novela titulada Noli me Tangere. Tras la publicación de la misma decide regresar a Manila, no obstante la obra había suscitado enormes controversias debido a su mensaje, enormemente malinterpretado por algunos, creando así un clima de descontento hacia su persona, por lo que decide marcharse de Manila.
Desde que se publicó Noli me tangere esta suscitó opiniones contradictorias, ya que para gran parte de la crítica esta poseía un mensaje revolucionario que pretendía destruir las bases de la organización española en Filipinas, mientras que para otros no posee en lo más mínimo dicho mensaje, pugnando por la paulatina y pacífica asimilación de Filipinas en España. Lo que es evidente es que la crítica española trató de descalificar su obra, pese a que el de Rizal era un nacionalismo moderado. Es bastante probable que la problemática en torno a la consideración de la obra de Rizal se deba al excesivo ensalzamiento por parte de la crítica filipina y el desprestigio de la crítica española del momento. Todo esto hizo que el componente meramente artístico que se encontraba en su obra fuera durante mucho tiempo pasado por alto.
«[…] en primer lugar, se consideraba que un nativo filipino no podía alcanzar la maestría necesaria como para producir una obra literaria de mérito en lengua española: además, cualquier texto que se escribiera en español era susceptible de interpretarse como un desafío a la hegemonía cultural de un privilegiado grupo social, el de los nativos de España. Si un filipino era capaz de escribir y producir en español esto implicaba que había realizado un proceso de apropiación de la lengua que le iba a permitir transformarla en vehículo de sus propios anhelos y deseos. El temor a esta conquista cultural de la lengua subyacía en la política de los representantes del gobierno colonial español» (Álvarez Tardío, 135-136).
En la lejanía de su tierra natal publica El Filibusterismo, continuación de Noli me Tangere, una obra que exalta de manera más feroz los planteamientos anticoloniales, lo que la llevó a ser prohibida en Filipinas, derivando en la destrucción de las copias que lograron pasar el cerco de la censura. Esto llevó a que se acrecentase la animadversión hacia la figura de Rizal en Filipinas, por parte de la población española. No obstante bajo este clima de tensión, decide regresar a Manila y junto a diversas figuras ilustradas redacta los estatutos de la Liga Filipina, una organización política de carácter moderado que en ningún momento pugnaba por la independencia del territorio filipino. Sus estatutos en un principio fueron: unir el archipiélago entero en una sociedad igualitaria; la protección mutua en caso de necesidad; la defensa contra toda violencia e injusticia; el estímulo de la educación, la agricultura, y el comercio; y el estudio y aplicación de reformas
José Rizal intentó hacer de esta una organización pacífica que defendiera para los filipinos los mismos derechos que para los españoles. El gobierno español consideró peligroso el ideario de la Liga Filipina, por lo que estimó oportuno que Rizal fuera arrestado y deportado a Dapitán. Tras cuatro años de confinamiento regresó a Manila para encontrarse a la Liga Filipina prácticamente inactiva, y que el ideario reformista y moderado apenas atraía ya a nadie.
Como consecuencia de esta, entre los estratos más bajos de la sociedad
había calado el mensaje promovido por el Katipunan, una sociedad secreta que
propugnaba la independencia, el levantamiento armado y la destrucción del
aparato colonial español. En 1896 viaja a Cuba como médico voluntario del
ejército español a la par que estalla la revolución promovida por el Katipunan.
Desgraciadamente es apresado y conducido a Barcelona donde es juzgado y
extraditado a Manila, donde se le forma un consejo de guerra. La problemática
surge en el hecho de que Rizal no había participado en ninguna de las
actividades del Katipunan ni había sido un instigador de la sublevación. Pero
fue protagonista de un juicio plagado de irregularidades y condenado a muerte.
De esta manera, fue fusilado de espaldas, como traidor a su patria, la mañana del 30 de Diciembre de 1896. De esta manera fracasó el nacionalismo moderado filipino, dando lugar a la guerra. La muerte de Rizal no supuso solo la muerte de un individuo sino la muerte del ideal de concordia.
Junto a las dos novelas ya mencionadas también fue productor de una excelsa colección de poemas. Estos al igual que su producción prosística han pasado en la mayoría de ocasiones de soslayo por la historia literaria. Ya que es bastante probable que la problemática en torno a la consideración de la obra de Rizal se deba al excesivo ensalzamiento por parte de la crítica filipina y el desprestigio de la crítica española del momento. Todo esto hizo que el componente meramente artístico que se encontraba en su obra fuera durante mucho tiempo pasado por alto.
En la compilación de Jaime C. Veyra de las poesías de Rizal publicada en 1946 asegura que “aun antes de la liberación de Manila, no hubo publicación alguna que en un volumen contuviera las poesías de Rizal. Se hicieron varios intentos de publicar dicha colección, pero resultaron infructuosos por completo.” Esto es así porque en 1946 se destruyó gran parte de las obras de Rizal que estaban en la biblioteca de Manila. No obstante en dicha colección se consiguen compilar más de 40 poemas del autor.
Parecen pocos teniendo en cuenta que Rizal, como aseveraba Unamuno, antes que médico, ilustrado o novelista era poeta. Parece una contradicción teniendo en cuenta que desde bien joven entró en contacto con la poesía. No obstante encontramos la particularidad de que casi ningún poema suyo fue motivado por su propio espíritu. La gran mayoría de ellos respondían a las necesidades de darle voz a algo que consideraba necesario poner ante los focos. Quizá aquí entre en juego su propio temperamento, callado, taciturno, poco comunicativo y propenso a vivir más para sí que para otros.
Muchos de estos poemas se presumen fueron compuestos a petición de diferentes personas de su vida, como Me piden versos el cual se supone fue pedido por su madre.
De entre toda su producción poética me resulta bastante atractivo el poema Mi último adiós, por las implicaciones que este conlleva y la gran cantidad de contenido sensible a ser analizado desde una perspectiva intertextual.
Durante los últimos momentos de su vida, antes de ser fusilado, afirmó: “Perdono a todo el mundo y muero sin tener el más pequeño remordimiento contra nadie”. Mi último adiós, se presume que fue escrito el día antes de su ejecución, y pese a que no fue titulado por su autor, su amigo Mario Ponce le concedió el presente título.
La historia ha creado en Rizal una doble imagen, por un lado encontramos al héroe revolucionario filipino y por otro lado al hombre de letras que buscaba la concordia. Esta dicotomía literaria se puede encontrar perfectamente en la comparativa entre el poema ya citado, Mi último adiós y A mi… En este último encontramos variedad de tonos, arrebato de sentimientos, rebeldía de espíritu, violencia e incluso desesperación. El Rizal visto con ojos revolucionarios. En contraste con el adiós, que es todo serenidad, equilibrio natural, desinterés, nobleza, conformidad, resignación…
Como bien señala Cadwallader, la crítica ha llegado a afirmar que Rizal no sufrió influencias de otros poetas a la hora de componer sus versos, no obstante son evidentes tras un breve análisis comparativo, de las enormes huellas que del poeta español José de Espronceda o el chileno Guillermo Blest Gana se encuentran en Mi último adiós.
Cadwallader observa el conocimientos que Rizal tenía de la obra del poeta español José de Espronceda cuya mayor influencia recibe a través de El estudiante de Salamanca y El Diablo Mundo.
Hay
multitud de paralelismos deliberados entre el léxico que Espronceda utiliza en
su obra, y el que Rizal emplea en Mi
último adiós. Entre las líneas 258 y 260 de El estudiante de Salamanca, Espronceda articula oraciones
como: “Blanca nube de la AURORA,
TEÑIDA de ópalo y GRANA, NACIENTE LUZ te COLORA”
Dichas palabras son repetidas por Rizal en el ya mencionado poema:
“Yo muero cuando veo que el cielo se COLORA, Y al fin anuncia el día tras lóbrego capuz; Si GRANA necesitas para TEÑIR tu AURORA, Vierte la sangre mía, derrámala en buen hora Y dórela un reflejo de su NACIENTE LUZ”
Como afirma Cadwallader, la expresión “lóbrego capuz”, aquí empleada también es utilizada por Espronceda en los versos 67 y 69 de El estudiante de Salamanca.
“Cabe señalar que tanto Rizal como Espronceda se valen de la combinación “naciente luz”, que figura juntamente con “aurora”, “grana”, “colora” y “teñida”, muy cercanas unas a otras en los versos de Espronceda, y en el caso de Rizal, en una sola estrofa con las mismas palabras (menos “teñida”; Rizal emplea “teñir”). También rima Rizal “capuz” con “luz”.” (Cadwallader Dóndiz)
Por otro lado, como señala Cadwallader, también se pueden encontrar similitudes con la obra del poeta Chileno Guillermo Blest. En uno de sus poemas se encuentran alguno ejemplos:
“Si al despertar de tu tranquilo sueño Escuchas vaga i dulce melodía, Es mi espíritu amante, caro dueño, Que te dice: alma mía…………………….. Si después, pensativa i silenciosa, Lamente fijas en tu ausente amigo, I eschuchas una voz triste i llorosa, SOI YO, YO QUE TE DIGO”
Estas estrofas pueden compararse con la décima del Último Adiós:
“Y cuando en noche oscura se envuelva el cementerio Y solos sólo muertos queden velando allí, No turbes su reposo, no turbes el misterio. Tal vez acordes oigas de cítara o salterio; SOY YO, querida Patria, YO QUE TE CANTO a ti”
Es evidente que las similitudes son grandes. En ambos casos los poetas afirman que si se oye una misteriosa melodía sonada a las altas horas de la noche o en algún sitio retirado (sea producida por una especie de instrumento musical o por una voz humana) no es otra cosa que el espíritu del poeta.
Las semejanzas que se pueden encontrar en dicho poema con la obra no solo
de estos dos excelsos autores
demuestran la enorme influencia que Rizal poseía de grandes autores españoles e
hispanoamericanos. Todo esto viene a decir que Rizal en sus últimos momentos de
vida compuso un poema con influencias de ambas naciones. Fue un ilustrado, un
hombre de palabra que aunaba en su poesía tantas influencias en lengua española
como fuera posible. Un nacionalista moderado que abogaba por la concordia
inclusive en su poesía, y que como tantas veces se repite, murió defendiendo
algo que consideraba más importante que él, entonando su último adiós.
BIBLIOGRAFIA:
Rodríguez Bachiller (1996). Rizal, Filipinas y España. Madrid: Ediciones del Orto
Cadwallader Dóndiz y Clavería, B. (2019). Ecos de poetas hispánicos en los versos de
Cervantes, B. (2019). José Rizal, poeta y político de la independencia de Filipinas / Jorge Ordaz Gargallo | Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. Retrieved 10 December 2019, from http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/jose-rizal-poeta-y- politico-de-la-independencia-de-filipinas/html/ce5bb7ab-ac94-40b9-bd7b- 4aca6528972f_2.html
Cervantes, B. (2019). Las ideas románticas de Rizal: historia, identidad y nación / | Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. Retrieved 10 December 2019, de http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/las-ideas- romanticas-de-rizal-historia-identidad-y-nacion-877585/html/9fec927b-0cc8-4f2c- 92ba-60787eaa2ee3_2.html#I_0_
Resil B. Mojares (2016) José Rizal y la invención de una literatura nacional. Universidad de San Carlos, Cebú, Filipinas
Incluimos el enlace del Cervantes Virtual para saber más.
http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/jose-rizal-poeta-y-politico-de-la-independencia-de-filipinas/html/ce5bb7ab-ac94-40b9-bd7b-4aca6528972f_2.html
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