Gabriel Carrión, escritor.
Andrés Rueda es el director de la residencia de ancianos Sant Pere de les Fonts, ubicada en Tarrasa. La pasada semana tuve oportunidad de ver su intervención en el programa de las mañanas de TVE, dando su testimonio sobre como habría librado hasta esa fecha la residencia de ancianos que dirige del COVID-19. Al ser una residencia de carácter privado, las decisiones se pueden tomar con cierta urgencia y consensuando con el equipo médico del centro, en febrero, decidió aplicar unas sencillas medidas de higiene y prevención que relato en la TVE.
Viendo lo que estaba ocurriendo en China desde Diciembre y lo que comenzaba a ocurrir en Italia, decidió comprar mascarillas, geles y batas para todos los que trataban a los ancianos e inició un protocolo de restricción de visitas y de prevención en el personal que trabajaba allí. Los reunió e implementó las mismas reglas protocolarías para sus respectivas familias, les indico que siguieran también dichas medidas higiénicas en casa y cuando salieran a la calle. Dicho y hecho, en la semana del 6 a 12 de abril y frente a los 702 ancianos fallecidos en residencias en Cataluña, Sant Pere de les Fonts, no tenía ninguno, ni siquiera ningún contagio.
El director de una sencilla residencia de Tarrasa, viendo en febrero, lo que ocurría en el planeta, con el COVID-19, invirtió un poco en higiene, y aplicó el sentido común, siendo seguido por el personal de la misma.
La Organización Mundial de la Salud, todavía a día de hoy no ha sido capaz de aplicar o recomendar nada que pueda ser útil. Hoy TRUMP, (ver artículo en esta misma página https://ladamadeelche.com/articulos/trump-y-la-oms/) ha decidido congelar los fondos que le da todos los años a dicha organización para que desarrolle sus «funciones», algo que nadie tiene muy claro. La OMS con un presupuesto público cercano a los dos mil quinientos millones de euros, y sin conocer el dato de los fondos que recibe de empresas y organismos privados, no supo dar un protocolo claro para que la pandemia no se produjera, al menos en las dimensiones tan drámaticas, que está teniendo con las personas mayores.
El gobierno español y otros siempre se han remitido a los técnicos y expertos sanitarios, mientras la sangría de muertos en los geriátricos no ha cesado. Un director de una modesta residencia en Tarrasa, en febrero encontró la fórmula, ¿tan difícil era?. Propongo que ésta y otras personas pasen al comité técnico y que algunos de los que están se vayan a reflexionar sobre la inutilidad de su trabajo. ¿Cuantos ancianos, repito, cuantos no habrían muerto de haber aplicado en febrero lo que se aplicó en la residencia de Tarrasa?
Para más cuesiones: noticiasypalabras@gmail.com